domingo, junio 03, 2007

En las Nubes - IX

10. ¡Bienvenida a Atenas!

Me senté un rato sobre el pedazo esférico de una de las columnas que habían caído al suelo cientos de años antes, a beber un poco de sol y regenerar mis marchitas células. Nunca había creído en el destino. Sin embargo, algo me decía que llegar a esta tierra extraña no había sido un mero accidente ni el simple resultado del caos: era una forma de ordenar el caos. Toda historia épica consiste en un problema por resolver, un viaje, un peligro, un enfrentamiento y un desenlace. ¿En qué parte me encontraba ahora? – me preguntaba yo. ¿Dónde habitaban las sirenas y los dragones marinos? ¿Qué más obstáculos tendría que afrontar?

Los mayores obstáculos nacen en el interior de nuestra cabeza: esa lección la tenía aprendida hacía mucho tiempo, pero evidentemente no estaba madurada. Mientras la ciudad se extendía frente a mí en su nube de polvo, su enjambre humano y el caos multisonoro del tráfico demente, apoyaba las manos sobre la piedra y recorría con los dedos las estrías milenarias. Cientos de fantasmas batían sus alas a mi alrededor, recordándome que hacía dos mil años alguien había tallado estas columnas para sostener el templo del dios, y que no debía fiarme del sol, ni del polvo de la calzada, ni siquiera de mis propios ojos, porque el mundo no es más que un círculo que termina en el mismo sitio donde empezó, un ciclo constante donde ir no necesariamente significa “marcharse” sino que a menudo es “volver”.

Tuve la impresión de que el tiempo se me hacía pequeño y se estrechaba entre mis manos, introduciéndose por mis venas para subir hasta el pecho. Mi corazón latía tiempo y la sangre lo iba desmenuzando minuto a minuto, día a día y siglo a siglo por cada una de mis arterias. Me tumbé boca arriba con los ojos cerrados y el sol hizo una cortina brillante de mis párpados, que bailaban en la luz como luciérnagas. Respiré tiempo un rato hasta que me llegó a las puntas de los dedos y los pies, cosquilleando repetitivamente de forma que casi me impulsaba hacia arriba. Creí levitar.

Abrí los ojos y recordé el “efecto flashback” del éxtasis. Me eché el resto de la botella de agua por la cabeza y me levanté.

Y así, medio flotando y empapada, fui a buscar el amparo de las sombras refrescantes de los Jardines Nacionales. Este parque, situado en el mismo centro de la ciudad, actúa de pulmón para la hiriente y tórrida sequedad del verano ateniense. Mis zapatillas de esparto me llevaron por las pequeñas avenidas cubiertas de árboles hasta un claro circular con bancos de hierro y pequeños parterres de romero. Me senté a escribir una breve y socorrida teoría del tiempo flexible en mi cuadernillo, y escuché un carraspeo frente a mí.

Era un hombre alto, de mediana edad y media melena salpimentada, vestido de negro. Mi entonces sencillo mecanismo de captación de interés se despertó. Me miraba fijamente y tuve que hacer un esfuerzo por vencer mi timidez y dedicarle una media sonrisa. Me dijo algo en griego. Al ver que no le entendía, me habló en inglés:

- Puedo sentarme a tu lado?

- Sí, claro.

- ¿De dónde eres?

- De Madrid.

- ¿Y qué haces aquí, perdida en el bosque?

Contestar “Esperar al lobo” parecía un poco por encima de mis límites en ese momento, así que me limité a encogerme de hombros.

- ¿No tienes miedo de que te pase algo?

- ¿Hay algo que temer?

- Mientras esté yo, no.

Le dejé sentarse y mirar por encima del hombro a lo que había escrito en la libreta. Me preguntó si era escritora o periodista. Mentí y le dije que ambas cosas. Sonrió con aprobación.

- Yo también soy periodista.

- ¿Sí?

- Sí, escribo una columna política en el Kathimerini.

Le miré asintiendo levemente. Mi interés se multiplicó. Le pregunté por la actualidad ateniense y me lanzó una diatriba larguísima sobre la evolución política del país desde la república de 1973, comparándola con el modelo clásico. Para impresionarle, hice breves anotaciones en mi libretilla. Me observaba con aprobación, aunque había un cierto rictus nervioso en su mirada.

- ¿Las mujeres españolas sois todas así de inteligentes?

- Bueno – risita nerviosa – no lo sé.

- Tengo que volver a Madrid; desde los ochenta no he estado. Parece que es un lugar donde percibir mucha belleza. Las griegas son feas y apocadas.

- ¡No puede ser!

- Sí, te lo digo yo. No están a la altura. Este es un país que desde hace siglos ha ensalzado lo masculino. Tal vez por eso se han quedado pequeñas y bigotudas.

Me reí un poco, educadamente, aunque si hubiera sido griega seguramente le habría propinado una bofetada.

Supongo que debería haberlo visto venir.

Tras esta iniciativa de mi interesante interlocutor, se hizo un silencio un poco incómodo. Fingí revisar mis anotaciones. Un minuto después me preguntó:

- ¿Quieres tocarme?

Le miré sorprendida y, al descender la mirada, pegué un pequeño salto sobre el asiento.

Se había desenfundado el pene, que sobresalía rojo, erecto y henchido de venas entre su mano derecha.

Levantarme como impulsada por un retoque, murmurar “tengo que irme” y atravesar los Jardines Nacionales como alma que lleva el diablo fue todo uno. Eran las seis de la tarde, y el sol me dio un respiro mientras subía las calles empinadas de vuelta a casa de Yiannis. Llegué jadeando y entré dando un portazo.

Yiannis estaba en la cocina con un coqueto delantal rojo, rellenando tomates con arroz y carne picada.

- Yiannis! ¡Yiannis! ¡No te imaginas lo que ha ocurrido!

- ¿Qué?

- Fui a los Jardines Nacionales. Me senté en un banco. Apareció un...

- ¿..un hombre de apariencia normal?

- ¡No sólo normal! ¡Parecía un tipo culto e interesante!

- ..Eso no tiene nada que ver. ¿Se la sacó, a que sí?

- Er...

- Bienvenida a Atenas. Hoy para cenar, un poco de yemistá.

(Foto: Jardines Nacionales, Atenas)

44 comentarios:

el diario de lois dijo...

Me encantó tu relato y las palmeras...sin nubes. Saludos

Isabel Barceló Chico dijo...

No cesan tus aventuras... Así que mucho quejarse de griegas bigotudas, para luego sacar el paquete de la merienda. ¡Encantadora historia, aunque el griego fuera un exhibicionista tan vulgar como los de aquí! Besos, querida amiga.

Anónimo dijo...

xDDD ¡Quién tuviera preparado en el bolsillo, en momentos así, un hermoso lacito!

Cuando yo saco mi cuadernillo para escribir algo, solo me miran raro, no me hacen ofertas sexuales :(

Me gustó la descripción de tus emociones, aferrada a un trozo de columna, un puntito a la deriva en el océano del tiempo.

Sigo el blog desde hace unos meses, aprovechando la cálida corriente favorable con origen en 'Procelosos mares'.

Un saludo desde el otro lado del otro lado, o sea, desde aquí y ahora.

Alicia Liddell dijo...

Anilibis flotando por la Academia y resulta que aparece un sátiro. Es lo que tiene Grecia.

Mariano Cruz dijo...

Queridísima Alicia, estoy encantado de leer por fin el fascículo número nueve, espero que a partir de ahora nos maltrates un poquitín menos a tus lectores devotos... queremos más y lo queremos ahora!!!!

Augusto López dijo...

De la columna del templo a la columna del sátiro... Así es Grecia, así es el mundo, siempre distinto y siempre igual.
Besitos.

Miguel Sanfeliu dijo...

Este Yiannis parece un poco frívolo. Vaya reacción, como si enseñarle el pene a las turistas fuera una especie de deporte nacional...
Es curioso como, pese al tiempo transcurrido desde la anterior entrega (excesivo, por supuesto, recibe un tirón de orejas de mi parte), se retoma el hilo de la historia con facilidad. Muy meritorio. Eso ocurre porque la historia tiene fuerza. A veces, parece que la trama vaya a dispersarse, pero siempre consigues coger las riendas y poner las cosas en su sitio. Espero con impaciencia la continuación.
Un saludo.

Anónimo dijo...

no estoy de acuerdo con el comentario de isabel romana. en primer lugar, porque el sátiro en cuestión no me parece en absoluto vulgar. y no lo digo porque fuera periodista -no hay profesión más vulgar- sino porque sabía historia. quizá su miembro fuera esculpido en carne por praxíteles. por otra parte, parece persona sumamente educada. le preguntó a la pobre ninfa perdida si quería tocar. no la obligó a hacerlo. y os recuerdo que ésta sólo se abstuvo de contestar, cuando el sátiro inquiría sobre sus razones para andar perdida por el bosque, que "estaba esperando al lobo", por la única y sencilla razón de que no se sentía totalmente a sus anchas ("... parecía un poco por encima de mis límites en ese momento..."). de haber soltado la frasecita de marras, ¿qué dirías? ¿que andaba por ahí provocando?
en segundo lugar, me parece especialmente ominoso el menosprecio con el que trata al exhibicionista patrio. conozco a varios (y varias -entre otras, yo mímsa-, porque el pensamiento -por llamarlo de algún modo- de isabel romana es claramente sexista), dotados de poderosa inteligencia (amén de otros atributos), conversación fluida y numerosos títulos académicos.
por último, no puedo por menos de calificar de francamente ñoña la reacción de la tierna flor. una mujer de mundo no habría salido corriendo como alma que lleva el diablo, ni entrado en casa de su amigo con la anécdota en la punta de la lengua. habría contestado una agudeza que diera sobrada muestra de su ingenio, poniendo de relieve carácter y poderío (no olvidemos que, en ese momento, estando en juego la comparación, más amplia -aunque sin duda odiosa-, entre la mujer griega y la española, la impresionable alicia no se representaba sólo a sí misma sino al conjunto de sus pares). así que menos llevarse las manos a la cabeza, hipocritillas, y más reprocharle a la autora, su conducta adolescente y carente de toda mundanidad y gracia.

Anónimo dijo...

se me olvidaba:

diatriba.
(Del lat. diatrĭba, y este del gr. διατριβή).
1. f. Discurso o escrito violento e injurioso contra alguien o algo.

¿hizo el exhibicionista en cuestión un discurso violento acerca de la evolución política de su país desde 1973? hija, no serás periodista, pero lo pareces.

Alicia Liddell dijo...

Este Camilo vale un imperio. Y si no lo es, merece serlo.

anilibis dijo...

El diario de Lois:
Muchas gracias por tu visita y tus palabras.

Isabel Romana:
CIerto es, "son todos iguales" por mucho que digan. Es verdad que hay exhibicionistas más finos y mucho más sofisticados - fíjate, y con esto he recordado una historia para un próximo relato. Y cierto es que los hay infinitamente peores. Cierto también es que las griegas NO son feas y bigotudas como se demostrará más adelante. Los sátiros gustan de usar artimañas para llevarla a una a su lúbrico terreno.

Un beso, guapa

Gelbros j3
Me tienes intrigada, ¿para qué es el lacito?
Muchas gracias por tus visitas, a veces me sorprende tener "lectores" y mucho menos "seguidores", pero digo yo que para gustos...

Fuera de bromas, gracias. Hoy que he vuelto de otra estancia sabática fuera de la realidad os haré las visitas pertinentes a todos.

Alicia Liddell:
Es lo que tiene Grecia, y es que tiene Gracia.

Jo, no me pegues, es que estaba a huevo.

:)



Mariano:
No te imaginas las ganas que tengo de volver ya de Grecia. Me da la impresión de que llevo ahí media vida. Intentaré maltratarte menos, aunque en el fondo sabemos que te gusta :)


Augusto:
Ahora que lo dices, no me había dado yo cuenta de la parejidad de las columnas. A ver si va a haber más significados ocultos en todo esto de lo que yo pensaba...
Saludos!!

Miguel:
Sí, el chaval es frívolo. Pero hay que admitir que tiene mérito adivinar al vuelo la situación.

Gracias por tus ánimos. Te aseguro que son muy bien recibidos y procuraré dejar transcurrir menos tiempo a partir de ahora. Un abrazo.

Liviana de Telos:
Antes de nada agradecerte sinceramente que seas el/la primer detractor/a que aparece por estos lares. Ya estaba empezando a preocuparme. ¿Qué decirte? Pues que así fueron las cosas. En esta historia se mezcla bastante poco la ficción con la realidad, y ya me hubiera gustado a mí lanzarle un corte de mangas al admirable exhibicionista, pero el acojone pudo. Lamentablemente todos/as pensamos lo que luego nunca decimos y nos quedamos con las ganas. Somos unos cortados, y más aún si no hay drogas o alcohol por medio, como bien se demuestra en esta historia. Y sí, tienes razón. Si esto hubiera ocurrido hoy seguro que se me ocurre una salida así como sofisticada y de extremo alarde cínico. Seguro que se me ocurriría en retrospectiva, claro, que es cuando una siempre cae en lo que tendría que haber dicho

Esto sí: lo que me parece fatal es que me critiques a Isabel Romana. Vamos ya. Atrévete tú con alguna gran civilización perdida y entonces nos mediremos todos las espadas justamente.

¡Já!

Por cierto, gracias por el apunte sobre la diatriba. Tienes toda la razón.

Alicia:
No sé no sé, no me huele a Camilo - que sin duda vale un imperio y más - porque rebuscando en mis estadísticas no he encontrado rastros suyos a esa hora. Vale, que sí, que soy una cotilla irredenta.

¡liviana, enseña la patita!

Anónimo dijo...

Apreciada Anilibis: El lacito sería para coronar el envoltorio de su didáctica cortesía helena... ¿Se puede imaginar un uso mejor? :)

Un abrazo

Anónimo dijo...

estimada alicia, que tú salieras corriendo tiene su lógica. si me metí con isabel fue porque su comentario me pareció harto banal. algo así como "un guiño entre chicas". no puedo con la complicidad ginecológica.

de todas formas, ¿qué esperabas encontrar en grecia? ¿al divino apolo apeándose de su carro de fuego? lo que quedan son sátiros medio turcos escondidos por los bosques. tú tienes aire de ninfa. suma dos más dos.

lo siento, detectives salvajes, no soy camilo.

anilibis dijo...

Gelbrosj3:
supongo que sí, hubiera quedado bonito prenderle un lacito y hacerle una foto. De trofeo.

Liviana de telos:
Tienes un trauma, lo presiento. ¿qué complicidad ni qué niño muerto? las mujeres nos odiamos mutuamente, que lo sepas. Aunque hagamos como que no.

Fuera de bromas, a mí no me pareció banal. ¡Isabel, defiéndete!

Pues mira, en Atenas no tenía ni idea de lo que esperar. Eso sí, encontré más de lo que imaginaba.

Anónimo dijo...

he hablado de guiño, no de amor profundo, respeto o simpatía. ya sé que las chicas nos odiamos entre nosotras. lo vivo a diario y no me parece mal (siento decepcionarte, no hay trauma. soy depredadora sin complejos). es sólo que esperaba más del comentario de persona tan versada en la antigua roma. claro que eso me pasa por esperar nada. insisto, un exhibicionista no tiene por qué resultar necesariamente vulgar. el tuyo no me lo pareció. aunque sea, en su sentido literal y figurado, un sinvergüenza. ¿ah, la pasión por le mot juste acabará conmigo! pero no dudaré en llevarme a cuantos pueda por delante. palabra.

Miguel Pérez dijo...

Oye guapísimo el relatillo. Paso de relacionarlo co la realidad, las palabras, palabras son, y los sonidos, sonidos...
Besos loca!

anilibis dijo...

Liviana:
vulgar1.

(Del lat. vulgāris).


1. adj. Perteneciente o relativo al vulgo. Apl. a pers., era u. t. c. s.

2. adj. Común o general, por contraposición a especial o técnico.

3. adj. Que es impropio de personas cultas o educadas.

4. adj. Dicho de una lengua: Que se habla actualmente, en contraposición de las lenguas sabias.

5. adj. Que no tiene especialidad particular en su línea.


Si miras la definición número 2, verás que "vulgar" también puede hacer referencia a algo "común" o "general" - es decir, que un exhibicionista puede ser vulgar en el sentido de que "no es más que un exhibicionista más", lo que no le quita méritos como persona y ciudadano de bien. De igual modo que puedes ver un rey etrusco por la calle y decirte, "caramba, un vulgar rey etrusco" porque no es el único que ha habido en la historia aunque sorprenda sobremanera verlo aparecer.

Digo yo.

En cuanto al odio femenino, qué quieres que te diga, yo lo sublimo. Lo sublimo tan bien que a veces se me olvida. La única a la que no perdono es a la rubia de 1,80 con la que se lió mi ex. Ommmm, hermana.

Miguel: muchas gracias por tu comentario y visita. Un saludo. Pasaré a verte.

Anónimo dijo...

alabo tus esfuerzos por pillarme en falta, pero abundas en mi argumento: a eso me refería yo, mi linda letrad, a que no era común ni general, tu anciano seductor aquejado de satiriasis. sus maneras y su conversación matizan el somero juicio. la frase de la discordia rezaba: "... tan vulgar como los de aquí". resulta tópica, poco fina, la asimilación, sin más, del exhibicionismo con la vulgaridad, en su acepción de "común" o "general", o en la más te guste.
pero, ea, hermana alada, que nuestros juegos florales no enturbien el buen ánimo. dejémonos ya de vanas disputas y alcemos juntas nuestras copas, que el rico fruto de la vid llena, en amoroso saludo a la belleza y a los dulces goces de la vida. y, a modo de tierno adiós, concédeme que abandone un beso, liviano como yo misma, entre vuestros delicados labios.

anilibis dijo...

Liviana de Telos:

Aceptada queda la tregua, y bienvenido sea ese brindis - aunque yo mantengo que apoyo a Isabel. Todo sea dicho.

Me permito también preguntarme si no estará usted travestida, porque mi detector de transgéneres se ha encendido de pronto. En todo caso no importa mucho :)

Isabel Barceló Chico dijo...

Veo, querida anilibis, que has emprendido una cruzada en mi defensa que, seguramente, no merezco. El origen del debate con liviana de telos viene por el hecho de que mi comentario le parece banal y es probable que sea cierto. No me detuve a analizar los aspectos interesantes o singulares del personaje, sino que me fijé únicamente en lo ridículo que resulta utilizar tanta palabrería para luego tener la oportunidad de enseñar sus intimidades y desconcertar mejor a la protagonista. A mi me sigue pareciendo vulgar su conducta (no me he referido a su persona) y quizá liviana debería explicar qué es lo que le encuentra de singular. Es característico de los exhibicionistas el mostrarse, sin forzar a nadie. Por otra parte, de haber sido esculpido su miembro en carne por Praxíteles, seguro que la protagonista se hubiera dado cuenta por el olor a podredumbre, dicho sea esto con el mejor humor. Confieso con humildad que no pretendo nunca hacer comentarios inteligentes, pero en este caso creo que acerté al resumir al personaje.

Desde luego, si en vez de ante la protagonista se hubiera exhibido ante Yannis, por mi parte hubiera utilizado la misma expresión.

Si a liviana le parece un lugar común decir que la conducta de este personaje es vulgar, quizá debamos llamar prejuicio a su pregunta ¿qué te esperabas encontrar en Grecia...?

Pero vaya, puesto que habéis depuesto las armas, no seré yo quien reavive la polémica. Beberé yo también un poco de vino con vosotras, si me lo permitís. ¡A vuestra salud!

Anónimo dijo...

¡Haya paz! que vengo y pongo orden y os ponéis todas a mis pies inmediatamente. Aquí lo que hace falta es un hombre, y menos chorradas.

anilibis dijo...

Isabel:
Gracias por irrumpir en escena. Dejemos zanjado pues el asunto y bebamos.

Chuck Norris:
ajá.

Anónimo dijo...

pero bueno!, ¿sé puede saber por qué escribes tan mal? es que así no vas a ninguna parte, no solo son cosas intranscendentes sino que además son escatológicas (de; escatergori. y de; lógicas...vamos, cosas de juego de lógica). Sta. Anibilis, me voy a pasar directamente a los comentarios que parece ser es donde se encuentra el "tomate" (de; toma y de; té. vamos de ; toma té).



coda; Sta. Alix, usted perdona por poner tanta etimología de palabras, pero dado el nivel de sus comentarios y, sobre todo, de sus comentaristas, tengo que ponerme a nivel. Para que después no se diga del sexo masculino (de; más y de; culo. Vamos del sexo que tiene más culo. Y no como las chicas que solo teneis cerebro y de culo ná de ná)

Anónimo dijo...

Nunca me había parado a pensar en términos culinarios desde esta perspectiva, pero... me encaja, me encaja!.

Clarice Baricco dijo...

...y sigo y sigo y sigo y seguiré esperando lo que sigue de la historia y empiezo a gritar de que yaaaaaaaaaaaa...

¿por qué las chicas con talento para escribir tardan mucho en escribir?

Abrazos muchos-muchos

The_Saint_Mty dijo...

Vaya ateniense historia...más las que faltan!....Saludos,

Camilo de Ory dijo...

No, no he sido yo. Pero hubiera firmado sin dudarlo las livianas palabras de la señorita De Telos si se me hubiera puesta a tiro el manuscrito no registrado en que constaran y lucieran las mismas.

¿Os he contado que mis amigos y yo una vez fuimos con el nabo fuera desde Pedregalejo hasta El Palo y entramos en un bar y todo y el gorila no se dio ni cuenta? ¿Y que el Guiri y yo esa noche nos fuimos los dos con la misma tía, que era enfermera y trabajaba en el Clínico y que al final, por suerte, porque tengo claro que hay cosas que no le quiero ver hacer al Guiri, se echó para atrás y dijo eso tan socorrido de "De uno en uno"?

Teníamos como dieciocho años y la frescura y el desparpajo propios de esa edad.

Anónimo dijo...

Kalispera, Alicia...

Vaya con los atenienses. Yo también los he idealizado demasiado. Primero fui discípulo de Platón y después de Diogenes (el Sócrates enloquecido), hasta que un buen día fui a Atenas y, para mi desgracia, se acabó el cuento para siempre.

Allí no hay descendientes de Aristófanes, sino un buen puñado de fanáticos nacionalistas de rasgos otomanos (mal que les pese) y una legión de muchachas feas (perdón por utilizar el mismo tópico que el antihéroe de tu historia, pero me parece innegable).

Aun así, echo de menos los souvlakis, los giros, los tomates rellenos, las keftedes, la moussaka y otras cuantas maravillas de la cocina griega. Tienes suerte de tener un compañero chipriota que no le hace ascos a ponerse el delantal.

De Grecia también me gusta su música tradicional, tan nostálgica (o más) que la portuguesa. No llegué a catar ninguna polla griega, aunque intuyo que no deben de ser gran cosa (tu reacción ante el vulgar exhibicionista lo confirma). También hay que reconocer que muy pocas pollas son gran cosa: es un órgano muy feo y sobrevalorado.

Esperamos nuevas entregas y, si no es mucho pedir, también una muestra de esa breve y socorrida teoría del tiempo flexible.

Antío,
Stavrogin

PD: "Los mayores obstáculos nacen en el interior de nuestra cabeza". Me quedo con esa frase...

Anónimo dijo...

isabel, querida, mi pregunta no tiene nada de prejuiciosa. como mucho, resulta retórica. pues no nace del pre-juicio sino del juicio mismo, emanado de la experiencia. estuve en esa parte de la hélade que toma el nombre de grecia, me la pateé de arriba abajo y no encontré, como bien señala stavogrin, más que turcos disfrazados, con la excepción, notable, de algunos efebos. con las pollas no me entretuve pero sí hallé cierto placer morboso en sisarles, a los toscos helenos, algunas de sus ninfas, tanto más ardientes cuantas más cuentas tenían por saldar con aquéllos.
en resumidas cuentas, un conocimiento mínimamente profundo de la historia de la grecia moderna y la insoslayable experiencia directa justificaban el estupor que contenía mi pregunta.
y no digo esto con ánimo de reanimar brasa alguna, pero una es, en el fondo, cartesiana y dada a no cargar con nada que no le corresponda.
seguid con salud

anilibis dijo...

Jody Dito:
No estoy de acuerdo.. las mujeres tenemos más culo. Al menos yo, que empiezo a sufrir de elefantiasis en el bajo posterior. Pero bueno, esa es otra historia.

Gelbros:
¿Qué te encaja?

Esto está empezando a salirse de madre, como dirían los mexicanos. Me encanta.

The_Saint:
Prometo que pronto aparecerán los próximos capítulos. ¡Tengo tantas ganas de que acabe esta historia como tú! Un saludo...

Camilo de Ory:
Esta historia no me la habías contado. Tus amigos y tú deberíais escribir un novelario épico, un apostolado entero. :)

Stavrogin:
Kalimera! (por la hora). Totalmente de acuerdo con tu visión de Atenas. Y aún así no deja de ser un lugar fascinante, ¿verdad? Mi viaje fue hace mucho tiempo, cuando todavía no me había dado por los filósofos. Ahora que he leído un poquito más, comprendo muchas más cosas: ¡eran todos unos bandarras!

De acuerdo también en lo de las pollas: son feas. No por eso hay que rechazarlas por sistema, claro... pero según dónde y quién. También podría darse el caso de que nuestra (anti) heroína se abriera a la experiencia de un bukakke con ocho sátiros en el parque. No por eso sería más reprobable.

Viva la libertad.

Un abrazo.


Liviana:
Ya decía yo que habías trotado esas tierras. Y me atrevería a decir que mucho más que yo. De todos modos estuve también en Estambul y, créeme, los turcos son bastante peores. No quisiera que esto se convirtiera en un hervidero de prejuicios (pre-juicios) pero ya sabes, somos como lobos en manadas.

Espero me relates lo de las ninfas con más tranquilidad. Besos.

P.D. ¡no seas tan anónim@!

anilibis dijo...

Clarice:
Créeme, el talento (que es bastante dudoso también) necesita apoyarse con empeño y fuerza de voluntad. Sin una cosa, la otra no vale nada.

Un beso.

Mariano Cruz dijo...

Dios mío!! La corrala está alborotada y las gallinas y los pollos con las plumas afiladas...

Sobre el comentario que desencadenó esta ristra de pullas sólo se me ocurre decir que, de por sí, todo show se dirige al "vulgo" (parece que fue así como los ingleses tradujeron el "monstrum" de los latinos, id est, lo digno de ser mostrado; aunque en este caso es la propia anilibis la que tiene la última palabra sobre esto).

Anónimo dijo...

Estimada Anilibis:

Espero que esto de hacerme preguntas difíciles no se convierta en una costumbre ^_^;

Decía que me encajaba pensar en todo lo culinario relacionándolo con los culos (tras las reveladoras palabras de Jody), puesto que aquellos son indicados para abrir los apetitos, hincar el diente -pero solo uno, no hay que abusar- y saciar las hambres de cuerpos como jamones (serranos).

Recordemos tan solo lo bien cogidos de la mano que van determinados alimentos y diversas partes de la anatomía humana (cuya extensa enumeración en la lengua de Mordor no pronunciaré aquí... A no ser que me lo pidas con esa cara de pillina que exhibes en tu perfil, pero como eres una dama y yo un caballero :P , sé que no me harás pasar un rato de apuro).

Con la tontería me está entrando algo de hambre, así que ahora tendré que comer algún melocotón maduro ò_ó o algo igual de subliminalmente metafórico.

Salvas sean las partes donde las espaldas pierden su buen nombre...

Un saludo.

VANESOLO dijo...

Quince minutos de lectura de la nueva entrega, una hora para leer todos los comentarios, otra hora para mirar en el diccionario todas las palabras que no entiendo y otra para reeleer los comentarios y ver si ya los entendía mejor. Es que el vulgo nos vamos cultivando poco a poco, con ayuda claro. Debo estar aún muy sumida en mi ignorancia porque no puedo evitar desear invertir los tiempos. Yo simplemente quiero que escribas más!!!. Muero de ganas por saber como acabará este viaje.

Miguel Ángel dijo...

Habria que hablar del fuego y las llamas, pues en Atenas ahora 'arde' por esos lares. Triste pero cierto, ya mismo por manos de desalmados nos tocará por nuestros montes.

Francisco Ortiz dijo...

El menos pensado puede darte una sorpresa muy desagradable. Qué bien ejemplificado. Asco me dan ciertos tipos...

Isabel Barceló Chico dijo...

Anilibis, no puedes demorar más la siguiente entrega. ¿Por dónde andas? Venga, niña, no te hagas de rogar. Besotes.

Anónimo dijo...

Hola soy El Nuevo. Lo digo porque pienso quedarme, no se cuanto pero un rato seguro. Estaba buscando a un tal Camilo que juega al billar y me encontré la página de un tal camilo de Ory. Me puse a huronear que decía y se me revolvió el insolente que llevo dentro. Lo había mandado a la mierda hace un tiempo, apagué el desordenador y me dediqué al billar... Y ahora el billar me lleva otra vez al insolente.
Me dejaré llevar, pero solo un ratito, a ver a donde coño va esto.
Bueno, siguiendo las andanzas del tal Camilo de Ory llegué a la opinión de una tal anibilis que me sorprendió tan gratamente como el tal Camilo.
Entré en esta página y empecé a leer la historia de de una tía en un parque griego, media despistada y un exibicionista. Seguí leyendo y terminé en un aeropuerto con una tía mandándose cuatro pastillas. Por fin empecé a entender la historia. Me gusta, aunque creo que cuatro pastillas dan para más historia que una simple vomitona y una conversació con un personaje manga... Aun así, he disfrutado como un enano. No leía nada que me gustase desde el perfume.
Bueno, esta mañana me he puesto a vomitar que hacía tiempo que no lo hacía y lo acabo de poner en un blog que acabo de abrir y que no se ni como funciona.
Me vendría bien que alguno de vosotros me dijera al leerlo algo así como "dedícate a la contemplación y al billar y deja lo de escribir para nosotros"... Descansaría bastante y me volvería a dormir otra temporadita.
http://leonardo-el-insolente.blogspot.com/

Anónimo dijo...

Cuenta la leyenda que al llegar a los 40 comentarios, Anilibis...

Anónimo dijo...

...se ve impelida a escribir una nueva entrada en su blog, en cumplimiento de inveterados y oscuros pactos que la atan con uña, palo y espejo.

¿Será cierto? Glups =:s

Isabel Barceló Chico dijo...

Bueno, niña, ¡Baja ya...! Pasé a decirte que me tomo unos días de vacaciones. Besos y hasta pronto.

whatever dijo...

Anilibis...se esfumò!

anilibis dijo...

Mariano:
El vulgo, efectivamente, siempre tiene la última palabra. Y yo se la doy gustosa. Faltaría más... un abrazo.

Jelbros j3:
Curiosa la comparación que presentas. Es cierto, hay partes del cuerpo que incitan a hincar el diente, algunas con más cuidado que otras. En el fondo todos los placeres están relacionados, y comer (he dicho comer) es uno de ellos. Sólo que luego recuerda a otros... en fin, qué te voy a decir yo que no haya sido escrito en mil libros ya.

Muchas gracias también por recordarme tan temible leyenda, y como puedes ver - atemorizada por el miedo - he continuado con la historia. Te debo la vida. :) Y una vez más, gracias por pasarte por mi humilde morada.


Vanesolo:
Si al menos te sirvo de entretenimiento, ya me quedo contenta. Es curioso que se haya montado esta pequeña "ágora griega" a colación de mis desvaríos, y espero que todo llegue a buen puerto al contrario que yo. Pero eso no lo veremos hasta el final de la historia... que se acerca. Y por mi salud mental lo repito... se acerca.
Por cierto, tú, ¿a qué esperas para actualizar, mocita?


Francisco:
Creo que el pobre hombre estaba falto de cariño. Qué le vamos a hacer. Ahí se quedó, con el tótem, improvisando una danza de la lluvia. En fin.

Leonardo:
Los caminos que llevan a Don Camilo (y mira que casi rima) son insondables. Me alegro mucho de que hayas llegado hasta acá y de que te des tan buena maña con el billar. Yo no juego desde hace mucho, la última vez fue en un cafeto oscuro en El Escorial y gané, pero creo que porque me dejaron. Pero esa es otra historia. Me pasaré por tu casa y te diré dos o tres cosas, cuenta con ello. Saludos.

Isabel:
¡¡Felices vacaciones...!! Muchas gracias por seguir visitando. Yo sigo tu historia romana y más ahora que he "vuelto" a la blogosfera después de hacerme la longuis demasiado tiempo. ¡Soy imperdonable! Besos, y vuelve pronto con más cosas que contar. ¿Te vas a Roma?

sstraniera:
Ni hablar. No me esfumo. Sólo lo parece. Muchos saludos.

anilibis dijo...

Miguel Angel: Atenas arderá siempre sea por una cosa o por otra. Es un lugar salvaje y bellísimo a la vez.