sábado, septiembre 09, 2006

No time for philosophy (II)

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Mi capacidad de reacción no siempre ha brillado por su rapidez. Me puse a buscar entre mis archivos mentales alguna palabra o frase apropiada. Pero Cris se me adelantó:

- Veinte añitos, chica. Y vaya aparato. Está un poco delgado, pero creo que con un par de semanas a base de tortilla de patata y unos buenos cocidos se pone a punto.
- No me digas.

Emmanuel estaba tan flaco que los músculos de las ingles parecían puentes sobre un río de piel opaca y reseca y los huesos de las caderas le sobresalían como clavos. En cuanto a su “aparato”, me resultó conmovedoramente patética la visión de aquellos genitales expuestos; parecían demasiado vulnerables para ser una fuente de ingreso. Tuve que retirar mi mirada.

- ¿Qué te parece?
- Pues...
- Te lo regalo.
- ¿Qué?
- Que te lo regalo.
- Perdona, pero... ¿para qué?
- No seas tonta, mujer. Para quitarte las telarañas. Y luego le pones de chacha, se le da muy bien planchar. Lo único que necesita es un poco de cariño. Y le gustan las tías, te lo digo yo, que lo tengo desde hace dos meses. No quiere volver a la calle para chupársela a los viejos maricas.
- Ya, y, oye...
- Es que el marqués se me ha puesto todo celoso. Dice que un juguete durante unas semanas pase, pero dos meses ya es demasiado. Así que me tengo que deshacer de él... pobrecito mío.
- ¿Y por qué no le dejas donde le encontraste?
- Pero mírale, ¿no te da pena? Necesita un hogar...
- No es un perro, Cris. ¿Por qué no le preguntas lo que quiere?
- Vale, vamos a preguntarle.

Cris le subió delicadamente el tanga a Emmanuel y le dio indicaciones para que se volviera a sentar. El chico se encogió de hombros, se sentó y se sirvió otra copa.

- A ver, Emmanuel, look, ¿quieres quedarte aquí, con ella? She, she. You like?

Empecé a pensar que igual iba todo en serio. Esta no era una broma tipo “repostería fina”.

- Oye, Cris, que yo no he dicho que quiera…
- Hum, shí – dijo Emmanuel.

Cris dio palmitas en el aire y le besó la mejilla.

- ¿Lo ves? Está encantado.
- Perdona, Cris, yo...
- How much money? – farfulló Emmanuel tras acabarse la tercera copa.
- Emmanuel, no, no, money no. Casa, ok? House. Food. Co-mi-da. Money no.
- Money.
- Mira, Cris – dije, ya casi al borde de los nervios – a ver si me dejas terminar. Yo no quiero ni necesito a tu amigo. Ni tengo dinero para mantenerlo. Y mis telarañas están perfectamente a gusto. No puede quedarse aquí. Y no plancho nunca.
- Venga, tía, que no te va a pedir nada. Es sólo un tiempo mientras encuentra trabajo. El pobre hace sólo tres meses que llegó a Madrid, de su pueblo de Transilvania, como Drácula. ¿Verdad que eres de Transilvania, Emmanuel? You, Transilvania?
- Hum.
- A mí como si es de Sebastopol.
- Pero si te sentará bien...
- Que no, Cris.
- ¿Y qué hago con él?
- Pues métele a repostero contigo y el marqués.
- No, ese negocio lo hemos cerrado.
- Pues yo qué sé. Pero aquí no se queda.
- Vale, vale. Entiendo. Vaya amiga. De todos modos, el pobrecito, me da pena... Dejarle así...
- ¿No puedes buscarle un trabajo de camarero, de go-gó, de algo?
- Sí, pero mientras tiene que quedarse en algún sitio.
- Que no, Cris. Mira, le pagas una pensión y ya está.
- Pobrecillo, con lo flaco que está. No me comería nada.
- Me da que ya te ha comido bastante.

Emmanuel empezó a dormitar.

- Mírale, si es que parece un querubín.
- Sí, angelito.
- Venga, prueba. ¿Te lo llevas un rato a tu habitación y luego me dices? O si prefieres nos montamos un trío...
- Cris.
- Bueno, pues mira, yo me voy. Allá tú. Ahí te lo dejo.
- ¿No pensarás irte sin él?
- Sí, que se le he prometido al Marqués que hoy me deshacía de él.
- Cris...
- Ciao, ya te llamaré. Estrecha.

Cris se fue sin mediar una palabra más, con un rápido clackclackclack de los sandaliones, dando un portazo y bajando a toda prisa las escaleras.

Emmanuel empezó a roncar.

14 comentarios:

Isabel Barceló Chico dijo...

Querida anilibis, mucho me temo que te han metido un buen marrón. ¡Y tú con telarañas!
Fuera de bromas, la historia te está quedando muy bien. Los diálogos están estupendos, en especial los que mezclan el inglés. Quedan muy, muy naturales y creíbles. En fin, quedo a la espera de ver qué pasa con el rumano...y contigo. Besos.

Alicia Liddell dijo...

Nunca es tarde para empezar a planchar. Podrá comprarse esas camisas de lino tan guapas pero que nunca adquirió porque no cree que la arruga sea bella.

pies diminutos dijo...

Es cierto ¡Eres una maestra del diálogo! Tienes mucha naturalidad para narrar las cosas y la lectura de tus textos engancha, de verdad.

Miguel Sanfeliu dijo...

Buenos diálogos. Podría ser una divertida obra de teatro o un guión de serie de televisión. Y nada de esto es peyorativo, no te vayas a enfadar conmigo otra vez.
En serio, me está gustando. Admito que la primera parte me dejó un poco frío, pero en esta segunda entrega has conseguido que me interesen los personajes y tenga ganas de saber qué pasa.
Esperaré la continuación.
Saludos.

Alicia Liddell dijo...

Kafka, ¿no estará pensando en una versión Sex in the City a la española?

Alicia Liddell dijo...

Empieza a corroerme una duda, ¿no será el marqués de "La escopeta nacional"?

anilibis dijo...

Isabelromana:

Gracias, gracias. En realidad los diálogos son tan naturales porque... bueno, mejor te lo digo al final. Un beso.


Alicia Liddell: la verdad es que va siendo hora de que aprenda a planchar. Voy a tener que tomármelo en serio. Igual cuando me saque el carnet...

Miguel: por supuesto que no me he enfadado. Una telecomedia... hmm... algo así como una especie de un cruce entre Bridget Jones y Rocky Horror Picture Show.

Piesdiminutos:
Gracias por pasarte, y por tus palabras. ¿Qué número de calzado usas?

anilibis dijo...

Alicia Liddell:

No, no es ese marqués. :-)

Laura Diaz dijo...

Buena historia, buenos diálogos. Me está gustando mucho. Veremos hacia donde se dirige todo este asunto.¿qué harás con el transilvánico? Muero de ansiedad por saber.

¿Has escrito esta historia en tus cuadernos de tapa negra?

Cereza Martinez dijo...

la vida preguntale

Gonzalo Villar Bordones dijo...

tienes unos ojos benditos.

Gonzalo

anilibis dijo...

Laura Díaz:
Gracias por tu visita. ¿Cómo sabes que sólo uso cuadernos de tapa negra? Y no te preocupes, te liberaré de la ansiedad pronto...

pauvre mumiç:
Te daría la razón si tuviera claro a qué te refieres. :-)

Gonzalo:
Yo los llamaría malditos (han visto más cosas que el mutante de Blade Runner) pero aún así te agradezco el cumplido.

beren dijo...

Me encanta el uso de los diálogos que haces que conducen muy bien la historia. Enhorabuena por el relato. Ya tengo ganas de ver qué solución le encuentra la protagonista a este rumano... Opciones hay muchas.
Un saludo

anilibis dijo...

Beren:

Muchas gracias por tus palabras. Te visitaré también.

Un saludo